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EL PUEBLO YA NO PUDO MÁS... Cientos de manifestantes salieron a las calles a exigir el término de un gobierno que no respeta sus derechos. Los kirguisos sacaron de la silla presidencial, al hoy ex mandatario, Kurmanbek Bakiev por su incompetencia para administrar el país, que es una ex república soviética. La corrupción, como la sarna en la piel, carcomió por años a esa sociedad. La pobreza, los altos precios, el desempleo, son algunas de las aristas de la crisis. Las principales avenidas de Bishkek, la capital, estaban llenas de gente furiosa, tanto que la violencia incremetó. Los manifestantes entraron a la fuerza a edificios gubernamentales provocando graves destrozos. Fue ahí cuando los elementos de seguridad emplearon su "poder". Distintos métodos fueron empleados: gases lacrimógenos, potentes chorros de agua, balas viajando por el aire tratando de llegar a un objetivo. Todo eso no intimidó a los ciudadanos invadidos de indignación. Olía a revolución.

Cuando el golpe llegó a su climax aparece en escena Rosa Otunbáyeva, quien asumió las riendas de la situación y dirigirá a Kirguzistán por medio año. Además anunció sus planes de reformar la Carta Magna de esa nación. Otunbáyeva se desempeñó como Ministra de Relaciones Exteriores y protagonizó la Revolución de los Tulipanes del año 2005.

El fatídico saldo, según la oposición, es de casi un centenar de muertos, pero dicha cifra se contradice con las del anterior Gobierno que asegura son 40 las víctimas mortales. Los heridos superan los 200.